Wintering.

Él se sintió diminuto en un mundo de gigantes, perdido, sin lugar al que acudir. Sólo encontró cobijo en sus conversaciones irrecuperables, en sus brazos, en sus besos, en ella.

Se decía a sí mismo que no tenía nada de especial, nada que le hiciera destacar del resto, sin embargo, el mundo entero podría darse cuenta de que él mismo trataba de autoconvencerse de una idea que no era real, defenderla suponía ir en contra de cualquier evidencia posible.

Las palabras más bonitas sentidas en el más profundo de los silencios... Disfrutaba ahogándose en sensaciones.

Él y ella.

Sus respiraciones se escuchaban fácilmente, mezclándose, contaminándose la una de la otra; sus latidos iban acompasados formando un triángulo perverso con el sonido persecutorio del tik tak.

Ella también se sentía diminuta, inexistente en un universo de gigantes, tal vez debería haberse explicado antes, pero nunca fue capaz de expresarlo con palabras.

Ahora ella se cree fuerte tras haberse burlado de él, tras haberle utilizado y humillado, se siente grande e importante por haberle visto sufrir.

Venganza fría y eterna. Venganza triste. Autovenganza.

En el fondo sabe que está viendo una vez más la misma escena, pero con otro cuerpo y persona, creyendo sentir el poder al haber cambiado los papeles. Jamás reconocería este error.

Al fin y al cabo, una forma más de distorsión reflejada, confundiendo mundos paralelos que se acaban uniendo en un punto común: la esencia, el corazón de una persona.

Qué débil se siente... qué frágil... es ella, mi muñequita de cristal.

By Loim.