miércoles, 7 de marzo de 2012

Conozco esa cara.

Hacía tiempo que no sonreía así, lentamente, confiada, con cierto toque de maldad incluso. Aires prepotentes, pero como siempre, la misma pregunta, ¿ausencia o exceso? bueno, cada uno/a pensará lo que quiera, pueda o quiera creer, ni siquiera yo lo sé.
¿Qué hay detrás de esa sonrisa? Me encanta pensarlo, porque realmente hacía años que no esbozaba nada parecido, ciertamente sarcástica, viendo sólo belleza a mi alrededor. Giro radical, como de costumbre, ¿dónde están los tonos grises? Bah, para qué verlos, ¿no? ¿Acaso a alguien le gusta el color gris? Yo conozco gente que adora el negro, el blanco, pero ¿el gris? a nadie. Ya estamos, a nadie, a todos, ¿a quién? Escepticismo innecesario, locura incesante.

Probablemente, la sonrisilla que tengo hoy dibujada en la cara la tenga mucha más gente a mi alrededor o incluso yo misma la haya tenido más veces, sin embargo, sólo le doy importancia cuando quiero, probablemente mi egocentrismo sólo me permite contemplar qué color se llevará más este verano, qué producto hace que crezca más el pelo y qué fruta hace que me salgan menos arrugas, lo mejor de todo, es que después de creerme y preocuparme al máximo por todas esas estupideces, aún voy y me saco una carrera, intentando ser la Mary Richmond del siglo XXI. Ay qué daño hacen los dichos populares como: quien quiere puede, o de la ilusión también se vive. Son falsos, por supuesto, no todo el mundo puede y evidentemente, de la ilusión no vive nadie.
Hala, pensaba escribir sobre una cosa y he acabado hablando de otra cosa, no sé muy bien de qué.
By Loim, en un día a recordar.

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